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Los trastornos de alimentación o trastornos de la conducta alimentaria (TCA) están relacionados, como su propio nombre indica, con la alimentación y las conductas que se realizan en torno a ella.
Cuando se habla de los trastornos de alimentación, el foco se centra, habitualmente, en la comida y en los comportamientos que hay en torno a ella. Al igual que la adicción, los TCA son la punta de iceberg de diferentes problemas emocionales, familiares, personales, etc. y que se han manifestado de una forma que, además, no está de todo entendida por el resto de la sociedad. La población ajena a este trastorno puede caer en el error de pensar que los trastornos de la conducta alimentaria son consecuencia de nuestra sociedad actual y que el motivo por el que las pacientes dejan de comer es únicamente para cumplir un determinado canon de belleza. No podemos decir que el culto por el cuerpo no influya en el desarrollo de este trastorno, pero sí que es, únicamente, un punto más (entre otros muchos) a tener en cuenta.
Existen diferentes trastornos de alimentación con relación a varios parámetros:
En Atiempo trabajamos con todos los tipos de trastornos alimenticios que existen. El tratamiento de los TCA tiene puntos en común con el tratamiento de las adicciones, que es el tema principal que abordamos en nuestra clínica. Ambos trastornos, adicción y TCA, presentan aspectos que se abordan de forma similar: impulsividad, ansiedad, baja autoestima, dificultad en la gestión emocional, problemas familiares, etc.
La adolescencia en una de las etapas vitales en la que más vulnerables nos sentimos. Esto es debido a que empezamos a ser conscientes de quienes somos y nos preparamos para salir al mundo: y con ello ponemos en juego nuestras fortalezas y debilidades. Es en esta etapa precisamente donde se incrementa la incidencia y la prevalencia de los trastornos de la conducta alimentaria.
Hay diferentes aspectos clave en función del tipo del trastorno de alimentación que se sufra. Porque, aunque todos tienen una base en común, es verdad que la puesta en escena difiere de unos a otros.
A pesar de todo, si tenemos que elegir un factor clave entre todos ellos, podríamos determinar la insatisfacción corporal. Es verdad que cuando se empieza a conocer el trastorno se consigue entender que esta insatisfacción externa es únicamente la manera de exteriorizar heridas e insatisfacciones más internas y difíciles de modificar. Por eso, cuando se trata con pacientes que han padecido este tipo de trastornos, es muy recurrente escuchar: “Yo creía que si conseguía estar más delgada las cosas irían mejor”. Esta búsqueda de control interno y relacional a través de lo externo trae consigo un gran sufrimiento. Precisamente por eso, ya que con el control de nuestro cuerpo lo único que conseguimos, curiosamente, es descontrolar todo lo demás. Este sufrimiento también podríamos incluirlo como otro factor clave dentro de los trastornos de la alimentación. El exceso de control de la comida, y todo lo que tiene que ver con ella, se acaba convirtiendo en una pequeña cárcel que lejos de dar el alivio esperado, nos va haciendo sentir más atrapados y tristes. No hay que olvidar que los trastornos de alimentación tienen una elevada tasa de suicidio debido al sufrimiento que provocan en el paciente.
La mayor parte de los adolescentes muestran preocupación por su imagen corporal y esto, junto con la insatisfacción con la misma unido a baja autoestima, perfeccionismo, exceso de control e impulsividad pueden constituir el caldo de cultivo para acabar desarrollando un TCA.
Entre los síntomas que deberíamos tener más presentes de cara a considerar si nuestro familiar, o nosotros mismos, podemos estar siendo víctimas de un TCA están los siguientes:
No se puede establecer una relación causal unilateral de la incidencia de los TCA. Como gran parte de las enfermedades mentales, tienen una causa multifactorial. Podemos establecer diferentes factores que cuando convergen en tiempo y en espacio pueden acabar desembocando en esta enfermedad. Dentro de los factores personales es muy importante la concepción que tenemos de nosotros mismo y la valoración que hacemos de ello (autoestima), además de la capacidad de manejo que tenemos sobre diferentes situaciones (ansiedad, depresión…), nuestra facilidad para exteriorizar sentimientos y emociones. Otro factor a tener en cuenta es el relacionado con las relaciones interpersonales: aquí entran en juego, nuestra capacidad para poner límites a nuestro entorno, la relación que tenemos con nuestra familia, la importancia que se dé en nuestro entorno a la apariencia física, etc. Dentro de los factores biológicos también hay que tener en cuenta la probabilidad de heredabilidad genética del trastorno. Por todo esto, y como hemos indicado anteriormente, resultad difícil indicar una sola causa como precipitante del trastorno, ya que son muchos factores los que están en juego.
Una de las consecuencias principales y más importantes que implican los TCA es el riesgo vital que implican. Ya no solo por el impacto físico que tiene la enfermedad (en la anorexia, la delgadez extrema y con ello el desgaste físico de órganos internos o en la bulimia, los problemas asociados a la autoinducción del vómito) sino el riesgo de suicidio que tienen los pacientes que sufren este tipo de trastornos por el sufrimiento que implican.
En Atiempo consideramos el tratamiento de TCA desde una perspectiva integral, ya que la enfermedad acaba afectando a muchas facetas de la vida del paciente. Tenemos psicólogos especializados en TCA y en el abordaje familiar de la enfermedad. Además, tenemos servicio de psiquiatría y nutrición para contar con todos los apoyos necesarios para poder superar un momento tan complicado de tu vida.
A lo largo de nuestra experiencia con adicciones hemos observado que, a veces, una adicción puede enmascarar un TCA y viceversa. Esto quiere decir que una vez solucionada una de las dos puede aparecer la otra. Por ello es importante tener una atención integral que abarque todas las facetas que pueden implicar las dos enfermedades. Como hemos indicado en otras ocasiones, tanto el TCA como la adicción, son la punta del iceberg de muchos otros problemas: la insatisfacción, la gestión emocional, la baja tolerancia a la frustración, etc. Estas dificultades son comunes a las dos enfermedades y por ello es importante tenerlo en cuenta.
Si tras informarte consideras que, tú o tu familiar, podéis estar padeciendo un TCA, no dudes en contactarnos. Desde aquí te informaremos y te propondremos un tratamiento adaptado a tus necesidades.
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