Prevención de Recaída en Adicciones
Las Recaídas después de un Tratamiento de Adicciones y su Prevención
Diclemente y Prochaska fueron dos psicólogos que acuñaron el modelo trasteórico del cambio. Este modelo es muy utilizado en adicciones y está formada por seis etapas. La recaída es un evento que forma parte de este modelo y por ende de la adicción.
La recaída en adicciones forma parte de este proceso y debemos tener en cuenta que puede ocurrir en algunas personas, no por ello significa que todo el proceso terapéutico haya fracasado. Si no que forma parte de un aprendizaje que nos ayuda a identificar errores cometidos, y lo más importante, tomarnos la recaída como un suceso que nos motive hacia un cambio mejor.
Cada proceso terapéutico es individual, esto quiere decir que no todo el mundo recae. Hay personas adictas que terminan su proceso terapéutico sin ninguna recaída. Por esto debemos tener en cuenta que mientras la persona está en un tratamiento de adicciones cabe la posibilidad de que pueda recaer o no.
Al finalizar el proceso terapéutico, la persona debe aprender a mantenerse, es decir, los nuevos hábitos instaurados deben conservarse, evitar ciertas situaciones que anteriormente los podían llevar a consumir, o retomar antiguas actividades de forma distinta a como lo hacían con anterioridad.
MODELO TRASTEORICO DEL CAMBIO:
¿En qué consiste una recaída?
La recaída en adicciones se caracteriza por un conjunto de conductas que se producen tras un periodo de abstinencia, es decir, se retoman conductas y actuaciones relacionadas con el uso de la sustancia.
Cuando se produce la recaída, normalmente viene asociada a comportamientos que son contraindicatorios en el tratamiento.
Para que podamos entender un poco como funciona la recaída en la adicción, en primer lugar, deberemos aprender a identificar cuáles son los factores de riesgo y los factores de protección. Al mismo tiempo identificar las “ganas de consumo directas e indirectas” y trabajar con las herramientas que nos vayan indicando los profesionales en el día a día.
Cuando la persona adicta recae, debemos detectar cuáles han sido las consecuencias que le han llevado a esa situación. Es importante hacer un análisis sobre qué tipo de pensamientos o conductas hemos estado realizando y han concluido en consumo.
La recaída en adicciones no implica un retroceso y lo que es más importante puede suponer un aprendizaje que nos reubique de nuevo en el camino a seguir. Aun así debemos tener en cuenta que la recaída puede o no formar parte del proceso. No es un suceso imprescindible para realizar un buen tratamiento.
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¿Cuáles son las fases de la recaída?
Desde Atiempo trabajamos la recaída en adicciones antes de que surja, es decir, desde que germina la idea de consumo directa o indirectamente.
¿Por qué es tan importante detectar la idea? En el momento que se manifiesta la idea si no aprendemos a bloquearla a través de las técnicas dadas, pasamos al deseo rápidamente. Cuando estamos en deseo es mucho más difícil frenar, ya que hemos dejado pasar a la emoción, por decirlo de algún modo, es en esta fase donde nos hemos lanzado al vacío. De ahí pasamos a la necesidad y esto implica la búsqueda de la droga inmediata (consumo). Llevando a cabo las conductas necesarias para conseguirla.
El esquema de fases que trabajamos en Atiempo sería:
Cuando este consumo se ha realizado después de pasar una fase de abstinencia, hablamos de Recaída.
Diferencia en la recaída en adicciones con sustancia y sin sustancia.
En el momento que la persona adicta toma la decisión de dejar de consumir y se produce una recaída tanto con sustancia como sin sustancia, el impacto emocional en la persona y la familia es de gran alcance. Las secuelas psicológicas también existen en ambos consumos.
Lo que podemos diferenciar entre ambas es el daño físico que unas pueden producir sobre otras. Como es el caso del consumo con sustancia, este puede producir sobredosis o intoxicaciones que son perjudiciales o muy invasivos para nuestra salud.
Cuando tratamos una recaída sin sustancia, los efectos físicos no son tan dañinos en primera instancia, aunque como hemos comentado anteriormente, el impacto emocional y psicológico puede ser nefasto.
¿Cómo puedo identificar una recaída?
Lo que mejor puede ayudar a identificar una recaída en tratamiento, es que la persona adicta comente en terapia todas las situaciones a las que se tienen que enfrentarse en su día a día, positivas o negativas. ¿Por qué es importante que cuente todo lo que va ocurriendo? Simplemente, para que el terapeuta o psicólogo pueda ir detectando sus patrones de conducta o gestión emocional y averiguar si está siendo adaptativa o coherente con el tratamiento. Aquí el profesional nos ayudará y guiará hacia las conductas correctas para evitar tener una recaída.
Habitualmente, la manera más fácil de detectar si puede existir una recaída es cuando la persona adicta comienza a marcar ritmos distintos a su tratamiento, empieza a realizar conductas del pasado o se enfrasca en estados emocionales que los pueden llevarle a consumir. Existen muchas más variables a tener en cuenta, pero la más frecuente es cuando se salen del camino del tratamiento para poder ponerse a prueba e intentar ver que tienen el control de la situación. Cuando es su adicción la que tiene el control sobre ellos.
La prevención de recaídas en Atiempo Adicciones.
Desde Atiempo trabajamos la prevención de recaídas como parte del proceso terapéutico, para ello trabajamos día a día intentando detectar que patrones de conducta o qué hábitos estamos manteniendo o instaurando. Este análisis nos sirve para poder desarrollar la prevención de recaídas y aprender cuáles han sido los motivos que nos han llevado a consumir.
Nuestro trabajo es mantener un seguimiento constante ayudándole en cada nuevo pasito que va dando durante su proceso. Dotando de herramientas nuevas para que vaya haciendo frente a diferentes situaciones, además de ayudarles a detectar y evitar situaciones de riesgo.
¿Qué hacer ante una recaída en las drogas o en una adicción?
Cuando se produce una recaída es habitual que la familia y el círculo más cercano sientan miedo e incertidumbre. Normalmente, aparecen ideas de catastrofismo y decepción derivadas de dicho consumo.
Cuando la persona adicta recae, la labor de la familia y el equipo terapéutico consiste en esperar a poder socorrerlos. Cuando están decididos a consumir, aunque intentemos interponernos en su camino y bloquearle todas las vías posibles, buscaran la forma o los motivos para consumir. Aunque parezca raro, lo que mejor podemos hacer es esperar y cuando decidan finalizar el consumo de nuevo, ayudarle a sobrellevar todo el impacto emocional, psicológico, físico que conlleva la recaída y retomar las pautas de control.
La importancia de la prevención de recaídas.
La prevención de recaídas es muy importante en el proceso de adicción. Desde Atiempo trabajamos diariamente en detectar nuevas situaciones y acontecimientos que supongan un factor de riesgo.
Este proceso es muy importante, ya que nos ayuda a evitar y sustituir sucesos por otros de protección. Además de adquirir herramientas e instrumentos que nos ayuden hacer frente en el día a día.
Si necesitas más información referente a este tema u otro, cualquiera no dudes en ponerte en contacto con nosotros. Te atenderemos dentro de nuestro horario laboral.
Cómo debe ser la prevención de recaídas en adicciones
Se le denomina recaída al proceso que se produce durante la etapa de abstinencia y ocasiona un consumo puntual. Una recaída se produce cuando una persona vuelve a la situación anterior donde se veía afectada por la enfermedad. Si la recaída se mantiene en el tiempo ya no lo definiríamos igual, sino de consumo.
Cuando se produce una recaída, lo más importante es hacer un análisis posterior y poder determinar el por qué de la misma. Si se ha producido es porque “algo” no se ha hecho bien y hemos acabado dejando una puerta abierta a la enfermedad por donde se ha acabado colando. En Atiempo Adicciones el proceso terapéutico de rehabilitación implica el cambio de estrategias y la instauración de un nuevo estilo de vida. Este cambio de estilo de vida es la mejor “prevención contra las recaídas”, ya que hemos conseguido construir un nuevo tipo de vida en la que no tiene cabida la adicción. Sin embargo, si volvemos a lo de antes y activamos viejos mecanismos adictos que hemos aprendido durante mucho tiempo, y que han impulsado nuestro sistema de recompensa, puede volver a aparecer el deseo o craving. Una vez que el “deseo de consumo” vuelve a aparecer, nuestro cerebro solo puede pensar en las consecuencias del efecto consumo a corto plazo, pero no es capaz de evaluar las consecuencias negativas a largo plazo. Es aquí donde se toma la decisión de consumir la droga y por ende la recaída.
Hay que saber que las recaídas no son “obligatorias” en los procesos de rehabilitación. Puede hacerse un trabajo completo contra la adicción sin la necesidad de volver a caer en el consumo. Pero, en el caso de que se produzca este resbalón, el adicto experimenta fuertes sentimientos de culpabilidad y rechazo. Pierde la sensación de control sobre su tratamiento y puede acabar provocando la sensación “de perdidos al río” y retomar el consumo en lugar de volver a su proceso de rehabilitación.
Cómo prevenir las adicciones después de superarlas:
La prevención de recaídas en adicciones se basa en un programa cognitivo conductual e implica enseñar al paciente a estar alerta, además de dotarlo de herramientas ante situaciones o estados emocionales que nos puedan desestabilizar y llevar a consumir.
Cada individuo, a través de su proceso, debe saber y conocer cuáles son los antecedentes que le pueden perturbar y aprender a poner en marcha las estrategias de afrontamiento necesarias en cada momento del proceso.
Uno de los puntos clave del proceso terapéutico es asumir que la adicción constituye una enfermedad crónica. Esto quiere decir que, aunque finalmente podremos llevar una vida normalizada alejada del consumo, será necesario interiorizar una serie de protecciones que asumiremos como propias y que nos protegerán el resto de nuestra vida abstinente. Se trata de “dormir” a la bestia (adicción) de forma que, aunque nos acompañe el resto de nuestra vida, podamos tenerla dominada en todo momento.