LA TEORÍA DEL APEGO Y LAS ADICCIONES

buenas relaciones familiares

La teoría del apego y las adicciones

Cuando hablamos de apego, en psicología, rápidamente se nos viene a la cabeza la teoría del apego que realizó Bowlby en la que se habla del vínculo emocional y afectivo entre dos personas. Se trata de un vínculo que conecta a dos personas a lo largo del tiempo. El apego se desarrolla en la infancia con nuestras figuras de referencia, normalmente los padres. Este tipo de apego tiene un fuerte peso en nuestras futuras relaciones, aunque puede ser modificado, siempre a través de relaciones emocionalmente significativas.

El significado del apego en las adicciones

Cuando en adicciones nos referimos al apego, estamos hablando del establecimiento de un vínculo patológico con algo o alguien. Esta vinculación nos hace pensar varias cosas sobre el objeto/ persona al que nos hemos apegado: que va a durar para siempre, que en él reside nuestra felicidad, que nos proporciona seguridad y que además de su mano va el sentido de nuestra vida. Como podemos observar, lo que entendemos por “apego” está bastante relacionado con “adicción”.

Las personas, con adicción o sin adicción, nos apegamos a personas/cosas que nos hacen sentir bien. Y, cuando nos sentimos mal, algo necesario en la evolución del ser humano, buscamos estas conductas que ya sabemos que nos hacen sentir bien. Cuando las personas tienen una regulación emocional sana, se apegan a conductas/cosas/ personas funcionales. Sin embargo, cuando no hay una correcta regulación emocional, o los estresores son muchos o muy intensos, puede desarrollarse una conducta compulsiva cuyo objetivo es sacarnos de ese malestar a toda costa. Esta conducta compulsiva puede acabar convirtiéndose en adicción.

¿Existe relación entre el apego en edad temprana y el posterior desarrollo de adicciones?

El apego se desarrolla en nuestro núcleo de socialización primario, es decir, la familia. Las familias inestables o desestructuradas acaban reproduciendo en sus hijos un apego inestable en las que las figuras de autoridad, y cuidado, no están disponibles.  Estas familias desestructuradas, que nada tiene que ver con las posibilidades económicas, acaban siendo más proclives a la adicción.

Cuando hablamos de familias desestructuradas nos estamos refiriendo a las familias en las que los padres no están disponibles para sus hijos y que, cuando están, no lo están en las mejores condiciones de cuidado y cariño. Esto puede ser debido a que los padres provengan de familias con el mismo estilo relacional y que, al formar una nueva familia, hayan reproducido los patrones aprendidos. También puede ser debido a que los padres están trabajando muchas horas y están sometidos a un alto estrés. El alto estrés sostenido genera problemas de humor y gestión emocional y puede acabar provocando una irascibilidad que se desata, en gran medida, cuando llegamos a casa y nos encontramos con nuestro entorno de confianza. Cuando los padres se relacionan con sus hijos a través de esa base de estrés, puede provocar una relación no natural en la que los hijos acaban percibiendo que los padres siempre están enfadados o, peor aún, que no sabemos cuando se enfadan. Esto quiere decir que hagamos lo que hagamos nunca sabemos cuando va a acabar en enfado/ castigo (el término psicológico para esta situación es indefensión aprendida). Esta sensación de inestabilidad en la que no se sabe nunca qué va a pasar aumenta la ansiedad de los hijos y, con ello, las conductas compulsivas para solucionar esta ansiedad. 

La familia, además de ser una posible productora de ansiedad en los hijos, también es el lugar donde se aprende la regulación emocional a través del aprendizaje vicario, es decir, la observación de los demás. De nuestra familia aprendemos las estrategias para hacer frente a las situaciones difíciles o estresoras y, además, son ellos también los que nos enseñan cuál es el patrón para identificar estas situaciones.

Con todo esto queremos decir que, si nuestra familia es nuestra fuente de estrés y, además, no nos ha enseñado unas estrategias emocionales adecuadas para gestionar esta situación, hay bastante posibilidades que acabemos desarrollando estrategias compulsivas que no ofrecen una solución a largo plazo y que son susceptibles de acabar en algo más grave como es la adicción.

Creado en: 11 diciembre, 2019, por : ATIEMPO Adicciones
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