Mi hijo fuma porros: ¿Qué puedo hacer?
La marihuana es la droga ilegal más consumida entre los adolescentes. Los últimos datos del Plan Nacional sobre Drogas estiman que más del 40% de los jóvenes de entre 14 y 18 años han consumido marihuana al menos una vez en su vida. De estos, el 26,6% han fumado en el último año. Estas cifras preocupan cada vez más a profesionales y padres, que muchas veces no saben cómo actuar ante el consumo de sus hijos. Hoy en el blog hablamos de qué podemos hacer si creemos que nuestro hijo fuma porros. Y, si necesitas ayuda, podemos ayudarte con nuestro tratamiento de adicción al cannabis.
¿Por qué mi hijo fuma porros?
A veces es por curiosidad. Otras, por la presión de sus amigos o por el deseo de sentirse incluidos dentro de un grupo; algunos muchachos recurren al cannabis como una forma de escapar de sus problemas diarios -no saben hacer frente de otra manera- y otros para satisfacer sus necesidades personales o afrontar emociones difíciles. En ocasiones, el adolescente llega al consumo debido a problemas de conducta que podrían haber tenido tratamiento. Sea por el motivo que sea, en todos estos casos existen algunos factores de riesgo que aumentan la probabilidad de que nuestros hijos consuman drogas: la falta de normas y límites en casa; los conflictos entre los padres; el consumo de alcohol por parte de los padres… Todos estos factores hacen más fácil que nuestros hijos consuman todo tipo de sustancias.
Por otro lado, hay una serie de factores que pueden proteger a nuestros hijos y alejarlos del cannabis: determinar unas normas claras, bien definidas y adaptadas a las circunstancias de nuestro hogar y nuestra familia son el factor protector más claro ante el consumo de sustancias. Estas normas hacen saber a nuestros hijos que cosas están permitidas y cuáles no vamos a tolerar; qué conductas esperamos de ellos y que consecuencias se derivan del incumplimiento de estas normas.
Como padres, debemos potenciar los factores de protección de nuestros hijos frente a las drogas, minimizando los de riesgo. Si sabemos que nuestro hijo fuma, se hace necesario que le preguntemos cuáles son los motivos de este consumo. Saber las razones por las que nuestro hijo fuma porros nos permitirá entender la situación y buscar la mejor solución.
¿Qué puedo hacer si mi hijo fuma porros?
No hay ningún milagro mágico para impedir que nuestros hijos consuman cannabis. Sin embargo, sí que podemos educarlos para que sean responsables. Así sabrán tomar la mejor decisión cuando se enfrenten a situaciones de consumo. Hablar con ellos y expresarles nuestro desagrado ante la conducta de fumar son algunas de las cosas que podemos hacer cuando detectamos que nuestros hijos fuman porros.
Habla con ellos.
Hablar de drogas con nuestros hijos les prepara para enfrentarse a situaciones en las que pueden estar presentes las sustancias. Si los chavales no se sienten cómodos hablando de drogas con nosotros, buscarán la información en otros lados. Y puede que la que encuentren no sea del todo real. Por ello, es importante que mantengamos una relación abierta para que nuestros hijos puedan recurrir a nosotros.
Para llegar a conseguir esta relación comunicativa con nuestros hijos, que nos permita hablar de drogas y también de cualquier otro tema con total confianza, es fundamental empezar a cultivar la comunicación desde pequeños. Si nos acostumbramos a tener una charla de 15 minutos sobre cómo ha ido el día y las cosas que han pasado con nuestros hijos, conseguiremos que cuando llegue el momento, podamos hablar de drogas de manera más natural.
Los padres intentamos encontrar el momento adecuado para hablar de drogas con nuestros hijos y parece que este nunca llega. La clave aquí es la espontaneidad. Puede ser que un día salga una conversación sobre el tema, porque en su entorno empiezan a aparecer las sustancias. Y debemos aprovechar estos momentos para actuar.
Las drogas no tienen que ser un tema tabú en casa. Debemos hablar con ellos con naturalidad, sin dramatizar, pero también sin banalizar el consumo. Debemos aportar información real y científica sobre los riesgos y efectos del consumo. La información funciona como una vacuna que les ayuda a decir no en el momento adecuado.
No te conviertas en un policía.
Cuando sospechamos que nuestro hijo fuma porros, no es recomendable hacer como si no pasara nada y minimizar el problema; pero tampoco debemos convertirnos en policías y registrar a nuestros hijos o sus teléfonos móviles de manera sistemática. Es muy difícil resistir el impulso de buscar entre sus cosas cuando sospechamos que está consumiendo marihuana. Sin embargo, es importante que sepamos encontrar un equilibrio entre la protección y la vigilancia.
Solo si el consumo se agrava y deja de ser esporádico y existe un riesgo real de que la situación derive en otros problemas, debemos estar encima de nuestros hijos y puede ser inevitable que tengamos que saltarnos su derecho a la privacidad.
Exprésale tu desagrado ante esta conducta.
Debemos mostrar nuestro desacuerdo sobre el uso de marihuana de manera calmada pero firme. Las broncas histéricas y subidas de tono no sirven de mucho en estos casos.
Por el contrario, en estas situaciones es importante que hagamos respetar las reglas que hay establecidas en casa de manera firme y decidida. Por ejemplo, si sospechamos que nuestro hijo está rompiendo las reglas y tiene marihuana en casa, él debe saber que su derecho a la privacidad queda suspendido y que se harán revisiones de su habitación en busca de sustancias.
¿Y si nada de esto funciona?
A veces nuestros hijos no son capaces de asumir las consecuencias de sus consumos y no aceptan dejar de fumar. En estas situaciones debemos mantener una postura firme sobre nuestro rechazo al consumo y buscar ayuda profesional que pueda orientarnos y aconsejarnos sobre la mejor manera de actuar.
En Atiempo Adicciones contamos con un equipo multidisciplinar especializado en el consumo adolescente y el Tratamiento de la adicción al cannabis, que se dedica a prevenir y frenar el consumo de los más jóvenes. Puedes solicitar información en el teléfono 673 139 280
Creado en: 7 febrero, 2017, por : ATIEMPO Adicciones