Creo que mi hijo tiene adicción a los videojuegos
En los últimos 20 años el mundo de los videojuegos ha experimentado un desarrollo espectacular. Del primer Super Mario Bros en blanco y negro hasta la realidad virtual y las partidas online con personas de todo el mundo de hoy en día solo han pasado 20 años. Este avance y difusión de los juegos de ordenador ha hecho que, en el caso de los más jóvenes, dejen de ser un divertimento y se conviertan en una forma de evadir su realidad, llegando en algunas personas a darse una adicción a los videojuegos.
Qué es la adicción a los videojuegos en niños y adolescentes
En los últimos años, a la clínica llegan chavales, sobre todo chicos jóvenes, que pueden pasarse más de 5 horas al día jugando a videojuegos como el GTA (Grand Theft Auto), el World of Warcraft, el LOL (League of Legends), el FIFA o el PES. Muchos de estos juegos están llenos de violencia y sangre y no están recomendados para menores de 18 años; sin embargo, nos encontramos con niños de 8 años enganchados a ellos.
¿Cómo se si mi hijo es adicto a los videojuegos?
Aunque el uso de videojuegos se ha extendido entre los más jóvenes, no siempre podemos hablar de adicción. Hay determinadas señales de alarma que nos pueden indicar que existe un problema:
- Tolerancia: Mi hijo necesita jugar cada vez más horas.
- Abstinencia: Mi hijo se pone nervioso, irritable o ansioso cuando no juega o cuando tiene que dejar de jugar.
- Quiere jugar todo el tiempo, a pesar de las consecuencias. Problemas en el colegio, con la familia o incluso problemas de salud por falta de sueño y comida.
La pérdida de control es otra de las señales de alarma. Muchos jóvenes adictos a los videojuegos se proponen jugar un tiempo limitado, una hora, por ejemplo, y siempre acaban sobrepasando ese tiempo y descuidando otras tareas y obligaciones.
Esto hace que los chavales adictos a videojuegos acaben abandonando todo aquello que no está relacionado con su adicción. Dejan de salir con sus amigos, pasan de ir al colegio, dejan de hacer deporte… incluso se olvidan de comer y dormir por jugar.
¿Qué podemos hacer los padres y madres?
La prevención de adicciones es fundamental para evitar que aparezca el problema de adicción a los videojuegos en nuestros hijos. Esto supone que los padres debemos controlar y regular los horarios de juego poniendo unos limites claros e inamovibles. Los padres también debemos estar al tanto de la clasificación de los videojuegos; debemos supervisar el tipo de juegos que utilizan nuestros hijos, y comprar aquellos adecuados a la edad de nuestros hijos. Además, es importante que enseñemos a nuestros hijos otras actividades con las que puedan divertirse.
Los videojuegos per se no son malos. Ayudan a nuestros hijos a pensar, a desarrollar la motricidad fina y los reflejos. Pero se convierten en un problema cuando son la única actividad en la vida de nuestros hijos.
Algunos expertos estiman dos horas semanales como suficientes para que los pequeños se aprovechen de los beneficios de los videojuegos. Cuando el juego supera las nueve horas a la semana empiezan los problemas: conflictos con los padres, disminución del rendimiento escolar, problemas de conducta, perdida de habilidades sociales, aislamiento social…
La idea no es prohibir sino enseñar a los niños a hacer un uso racional del juego y a llenar su tiempo con otras actividades importantes para ellos (deportes, dibujo, idiomas…). Que nuestros hijos desarrollen una afición de este tipo previene la adicción futura a los videojuegos.
Además, debemos enseñar a nuestros hijos a autorregularse, es decir, él debe ser quien administre su tiempo de juego, recordándole que le quedan 10 o 5 minutos cuando el tiempo preestablecido esté a punto de terminar.
Cuando todo esto no funciona y nuestro hijo acaba perdiendo el control del juego debemos pedir ayuda profesional. Contacta con «A tiempo adicciones”, somos especialistas en adicciones comportamentales en niños y adolescentes, así como en tratamientos de adicción a internet y a las nuevas tecnologías. Llámanos, podemos ayudarte.
Creado en: 7 junio, 2017, por : ATIEMPO Adicciones